EL MONASTERIO

El Monasterio

Aunque propiamente debería llamarse convento y no monasterio, porque los carmelitas son religiosos y no monjes, la tradición ha dado este nombre al convento que fundaron los Carmelitas descalzos el año 1694, como un Desierto Carmelitano, para dedicarse en él a la contemplación, alejados del bullicio mundanal.
La construcción del convento se concluyó con la edificación de la Iglesia en 1733. Pero una lluvias torrenciales y tal vez algún movimiento sísmico obligó a abandonarlo en 1783, y de él sólo quedan las ruinas.
En la primavera del año siguiente de 1784 se inició la construcción de un nuevo convento, que es el actual, concluido en  1796.
Pasada la invasión francesa, y aunque en 1835 la desamortización de Mendizábal acabó con las Ordenes religiosas, la comunidad carmelitana y el monasterio siguieron subsistiendo a petición del Ayuntamiento de Castellón, y más tarde el de Benicàssim, en reconocimiento a la labor y entrega plurisecular de los religiosos, además de su disponibilidad en la durante la epidemia de cólera que asoló la ciudad en 1834.
Hecha en 1868 la restauración de la Orden en España, el convento se integra en la misma y pasa a ser una casa más, sin la connotación propia de Desierto, pasando a ser casa de Ejercicios para sacerdotes y casa de formación para los carmelitas. Tarea esta última en la que aún persiste, siendo el Noviciado interprovincial de la Península Ibérica.
El edificio es un rectángulo en cuyo centro está construida la Iglesia, y alrededor de la cual están todas las demás dependencias conventuales, según la metáfora usada por santa Teresa de Jesús en su obra Castillo interior o Moradas: «nuestra alma es como un castillo que tiene muchas moradas: unas en lo alto, otras en lo bajo, otras a los lados; y en el centro y mitad de todas éstas tiene la más importante y principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma».
Las Ermitas
Era propio de los Desiertos Carmelitanos que, además del convento propiamente dicho, existieran las Ermitas, diseminadas por el sitio, como un lugar apartado al que los religiosos se retiraban en momentos más particulares para intensificar su entrega al a Dios en el silencio, la soledad y la contemplación. Antiguamente existieron hasta 13 ermitas. Hoy se conservan siete. Y excepto una, las demás están habitables para personas que deseen hacer una experiencia de silencio, soledad y oración, y aún simple descanso.
Centro de Espiritualidad
En 1970, en parte norte del convento, se crea un Centro de Espiritualidad, el primero de los Carmelitas descalzos en toda España, con cuarenta y dos habitaciones para la acogida de grupos de reflexión, Ejercicios Espirituales, convivencias, etc.
Casa de Oración
A poca distancia de este Centro de Espiritualidad existe también desde 1980 una Casa de Oración, con capacidad para seis personas, a la que se puede acudir de forma individual para dedicarse a la reflexión y la oración.
Los Albergues
Dado lo singular que es este lugar del Desierto de Las Palmas, y tratando de aprovechar mejor sus espacios, a la vez que se presta un servicio a quienes lo solicitan, se han creado también dos Albergues. El del Carmelo, con 30 camas, en literas. Y el de Santa Teresita, con 33 camas, igualmente en literas. Los albergues están dotados de todos los elementos necesarios: cocina, baños, salas, etc., para que puedan organizar su vida con independencia los grupos que lo solicitan. También pueden acudir, por un precio módico, familias para días de descanso, siempre que respeten el silencio y el sentido del lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario